Hoy que es el Día Universal del Niño no está de más recordar aquellas personas que, cuando éramos pequeños, apostaron por nosotros y nos educaron siguiendo unos ideales y unos valores.

Nuestros responsables nos dieron las herramientas para hacer nuestro camino.

Precisamente las mismas herramientas que hoy estamos dejando a nuestros chavales y que ellos, mañana, dejarán a los suyos.

Y de esta forma se va transmitiendo esta herencia scout, como si de una cursa de relieves se tratara, generación tras generación y que empezó hace ya más de cien años.

Baden Powell poseía los dos grandes atributos del educador: un profundo conocimiento de los niños y el don de encontrar la forma de permitirles disfrutar aprendiendo.

Mucho de lo que en la época actual ha llegado a ser relativamente usual en educación, fue revolucionario cuando él lo introdujo.

Especialmente el aprender haciendo, aprender de nuestros propios errores y aprender dentro de un grupo en lugar de hacerlo como un individuo aislado.

Él reconoció la importancia del trabajo constante y de la perseverancia en relación a los dones puramente intelectuales y físicos.

Vio la importancia social del uso constructivo y ameno del tiempo libre.

Se dio cuenta de que las diferencias sociales, económicas, políticas e internacionales podían reducirse a un mínimo si jóvenes de diversos medios aprendieran a conocerse a través de tareas o experiencias comunes.

Y fue pionero de la conservación de nuestro patrimonio natural.

E. W. Gladstone, Jefe Scout de Gran Bretaña, presidente del Comité Mundial Scout en 1980

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